¿ Qué es la pornografía ? ¿ En qué se diferencia del erotismo ? Al preguntar eso, Michela Marzano no tiene la intención de moralizar, de decir lo que está bien y lo que está mal, sino de enseñar los aspectos éticos en juego en que se basan las representaciones del cuerpo humano y de la sexualidad. Y no son pocos. En efecto, la distinción fundamental obedece al sitio y al respeto del sujeto. Mientras que el cuerpo es central en el erotismo, el cual pone en escena el misterio del ser al encontrar al otro, sin pretender decirlo todo, está condenado a desaparecer en la pornografía que sólo da importancia a un cuerpo dividido en trozos que quiere mostrar por completo. El deseo deja entonces el sitio al consumo. La libertad al avasallamiento. La imaginación al fisgoneo. En resumidas cuentas lo humano del Hombre se ve amenazado.
Para apoyar su demostración, Michela Marzano analiza sin mojigatería obras que han alimentado el debate entre erotismo y pornografía, desde El Amante de Lady Chatterley, de D. H. Lawrence, hasta Baise-moi, de Virginie Despentes, pasando por El Imperio de los sentidos, de Nagisa Oshima, y Histoire d’O de Pauline Réage. Enseña cómo las evoluciones recientes de las representaciones pornográficas no hicieron sino ir más allá en la violencia hacia el ser humano. Pone en tela de juicio la idea según la cual el uso del registro mismo de la pornografía pueda ser liberador, en especial para las mujeres. Por fin se interroga sobre la ambigüedad de la relación que los adolescentes mantienen con las imágenes pornográficas a las que acceden fácilmente hoy en día.