Después del derrocamiento del dictador Fulgencio Batista, en 1959, Fidel Castro reina como dueño y señor en Cuba. El Líder Máximo ha resistido a todas las ofensivas así como a todos los trastornos de la historia, incluso al derrumbamiento de su principal apoyo, el comunismo soviético. Enemigo jurado de los Estados Unidos, hasta ha podido utilizar la introducción del dólar en la isla como última herramienta de la perennidad de su poder. Experto en el arte de tranformar sus chascos en victoria, el primero de los barbudos ha sabido encubrir la extrema violencia de su régimen con el velo del romantismo revolucionario y de la digna despreocupación de los paraísos tropicales.

Reflexionando de nuevo en la trayectoria de Fidel Castro y en la historia de la revolución cubana, Jacobo Machover muestra que bajo apariencias que no han dejado de seducir a muchos intelectuales, en el ambiente nostálgico de una isla tropical, se ha instaurado un sistema totalitario, cuyo único objetivo actual es sobrevivir a su jefe.