Un hombre vuelve a su casa para reunirse con su mujer y su hijo. En el buzón se encuentra con la tan temida carta que provoca en él un efecto devastador: ¡una vez más, se ha quedado sin ganar el Premio! El Premio de escultura para el que trabaja sin cesar, y que le da sentido a su vida... Un objetivo frente al cual la vida cotidiana es una permanente carrera de obstáculos, oponiendo sus triviales necesidades a las aspiraciones desinteresadas del artista...

Antoinette Rychner nos sumerge en la mente atormentada de un escultor de Ropf – extrañas criaturas mitad orgánicas, mitad artesanales que surgen de su ombligo. El héroe se debate entre su deseo de lo absoluto y el perpetuo problema que suponen Mouflet, su hijo, y S, su mujer – sus demandas de amor y atención son insoportables para el gran artista que necesita soledad y concentración. Eso sin contar con el futuro nacimiento de Remouflet, que creará una situación insostenible que acabará en drama...

Con un lenguaje muy original, que restituye el jadeante monólogo interior que roza la locura, la autora nos introduce en una epopeya doméstica divertida y trágica a la vez, donde la realidad se empeña en frustrar los anhelos del narrador. Y que nos plantea, en tono de comedia, cuestiones profundas: ¿dónde está la frontera entre la necesidad de crear y el delirio egotista? ¿Qué haríamos realmente si nos separaramos de aquellos con los que convivimos, y de los que deploramos a veces los problemas que nos causan en la vida diaria?

Un monólogo interior truculento y febril donde aprenderemos simultáneamente lo que es un Ropf, cual es la naturaleza misteriosa de la creación artística, y también cómo deshacernos de los trabajos de plástica que traen nuestros hijos del cole. Una primera novela con un humor devastador, salpicado de destellos de ternura: las relaciones entre padres e hijos, desde la ternura hasta la exasperación, contadas con auténtica sensibilidad.