30 de agosto: día mundial de las personas desaparecidas; El día de santa Catalina, los árboles echan raices;… Desde hace unos días, un misterioso desconocido va sembrando París de proverbios, uno por día, en papelitos dejados en los taxis o escritos con tiza en los muros. Al prinicipio, nadie presta atención, pero insidiosamente, estos refranes van a penetrar en la vida de los habitantes y hacerles cavilar sobre las relaciones que mantienen con sus allegados, sobre el amor, la amistad, y la vida que han escogido. Nos adentraremos por ejemplo en las reflexiones y la vida cotidiana de la taxista Diane; de Agnès, submarinista de aguas turbias que descubre bajo el agua la vida oculta de los parisinos; de Angélique, una mujer dulce que decide un buen día no salir ya de su piso; o bien de Edmé, el vagabundo protector que ayuda a las personas que se sienten solas y excluidas de la vida moderna. Todos ellos van a encontrarse, a influir unos sobre otros para formar un cuento moderno donde hay sitio para la amistad, el porvenir, y donde los hombres ya no son solo gobernados por sus miedos y frustraciones.

Escrita con la misma estructura que Rêve général (Sueño general), es decir con un capítulo por personaje, La Silueta (La Silhouette, c’est peu) evoca la vida actual a través de personas comunes con las que nos podremos identificar facilmente.

Diane, Edmé, Agnès, Angélique, son algunos de los personajes intrigados por esos proverbios que florecen todos los días en su ciudad. ¿Quién los escribe? ¿Por qué? Esos refranes les hacen cavilar sobre el sentido de su existencia y el por qué escogieron vivirla así. El poder insospechado de estas frasecitas va a cambiar bastante sus vidas.

De nuevo, Nathalie Peyrebonne maneja con delicadeza los sentimientos de sus protagonistas y nos hace reflexionar sobre la vida que todos llevamos hoy en día.