Meiringen, Suiza. Los bomberos despejan el acceso al hotel Baker Street. Ese hotel, retirado y con encanto, ha estado aislado del mundo durante tres días por culpa de una avalancha. Nadie se imagina que, detrás de la puerta cerrada, se halla una verdadera tumba. Alineados en las neveras, yacen los cadáveres de diez universitarios.
Todos fueron allí invitados por el eminente profesor Bobo, para participar a un coloquio sobre Sherlock Holmes. Un coloquio un poco especial ya que, al término de éste, el profesor Bobo debía designar al titular de la primerísima cátedra de holmesología de la Sorbona. El tipo de puesto por el cual uno estaría dispuesto a matar…

Para luchar contra la depresión reinante, El Misterio Sherlock es ideal. Los diez aficionados a Holmes son simpáticos y estrafalarios, como suele serlo la gente apasionada. A eso hay que añadir que son universitarios y que el autor, que conoce bien ese mundo, lo retrata de manera fiel y corrosiva.
Soprendente homenaje a Sherlock Holmes y a Agatha Christie, esta historia a puerta cerrada también llevará el lector, desde una perspectiva lúdica, a interesarse por el poder de la ficción sobre lo real.