El tocón - así se acostumbró a llamarlo - apareció bajo el sol declinante de la tarde. Permanecía de pie en la cubierta delantera de la vieja barca. Era un cuadro extraño. El gran estanque vacío. El revés del decorado que el agua, al retirarse, había mostrado. La barca plana, atrapada en el fango de la marea baja, tirando perezosamente de su cadena. El tocón se había plantado allí, estático como un mascarón de proa. A la primera, desde su promontorio, la había visto al caminar entre los álamos. Se puso tensa. Al acecho. Breve e imperceptible sobresalto que bastó para delatar su presencia ante el hombre. Porque, en ese movimiento furtivo, la reconoció. Tenía esa manera de quedarse enroscada sobre sí misma que no se olvida, de fusionarse con la madera de la barca como aquella mañana cuando, se fusionó con los árboles anegados que emergían del fango.?

En el pueblo de La Tremblaie, todos – Delhot, Mélie, el cartero… - dicen haber visto un gato con cabeza de lechuza. ¿Será fruto de un apareamiento contra natura, un superviviente de la fauna antigua o una de esas bestias ignoradas de las que habla la criptozoología?

André Delhot, incansable caminante de bosques, en el diario que escribe sobre este asunto, ¿intenta de verdad aclararlo? ¿O bien se esfuerza en dar pistas falsas? Y si así fuera, ¿con qué fin?

Un gato con cabeza de lechuza intriga a los habitantes del pueblo de La Tremblaie. Investigación, homenaje literario, oda a la naturaleza, a los animales y los bosques – Ladina (Chafouine) es una novela poética con mucho humor.